La Esclerosis Múltiple (EM), es una enfermedad autoinmune e inflamatoria que afecta al sistema nervioso central y destruye la vaina de mielina que protege los axones del nervio. No existe un diagnóstico diferencial en la EM, debido a esto es muy importante realizar una historia clínica lo más precisa posible y pruebas complementarias cuando sean necesarias que podrán incluir resonancia magnética, biomarcadores, análisis del líquido raquídeo o tomografía. Si se sospecha de EM se aplicarán los criterios de McDonald pero solo si se sospecha de EM ya que estos criterios no están indicados para diferenciar la EM de otras enfermedades neurológicas Síndrome clínicamente aislado: se considera al primer síntoma que puede sugerir un caso de EM pero que puede o no que se llegue a desarrollar. EM remitente recurrente: es el cuadro más común y afecta al 85-90% de los pacientes. Los síntomas aparecen durante un periodo de tiempo y luego mejoran parcial o totalmente. EM primaria progresiva: se diagnostica en personas de edad más avanzada y afecta al 10-15% de los pacientes. Los síntomas afectarán de manera más progresiva. Este tipo suele afectar a la marcha motora y dificultar caminar. EM progresiva secundaria: Las personas con EM remitente recurrente con el paso del tiempo podrán entrar en un empeoramiento progresivo. EM tipo Marburg: cuadro hiperagudo y destructivo muy poco común. Los signos y síntomas son el resultado de la desmielinización en el SNC. Los más comunes incluyen problemas de visión como la neuritis óptica o la oftalmoplejía internuclear, de hecho la neuritis óptica es uno de los síntomas iniciales más comunes. Los problemas de sensibilidad también son muy comunes en casi todos los casos, estos incluyen hormigueo, espasticidad, quemazón y neuralgia del trigémino. Encontramos también problemas en el equilibrio como la ataxia cerebelosa, movimientos descoordinados, temblores vértigos, mareos y debilidad en las extremidades que dificulta la marcha. Problemas en la deglución como la disfagia. Problemas motores como la pérdida de fuerza, rigidez muscular, movilidad reducida o dolor muscular. La fatiga también es común en la EM por encefalomielitis miálgica o por síndrome de fatiga crónica. Por otro lado podemos encontrar trastornos psicológicos asociados también a la enfermedad como la depresión, estrés, pérdida de memoria, falta de concentración, neblina mental o problemas a la hora de comunicarse. Por último también podemos encontrar problemas intestinales y de disfunción sexual como incontinencia urinaria, disfunción eréctil, estreñimiento, micciones frecuentes o disminución del apetito sexual La causa exacta de la EM no se ha determinado. Sin embargo se han realizado numerosos estudios que relacionan algunos factores de riesgo al desarrollo o empeoramiento de la EM. Se ha visto que la genética es un factor de riesgo, sin embargo no es determinanate, por otro lado podemos mencionar la exposición a metales pesados que aumenta la incidencia de sufrir EM. La falta de vitamina D ha sido objeto de estudio de numerosas patologías y numerosos estudios han analizado la relación entre la vitamina D y la EM encontrando que a mayor producción de vitamina D menor riesgo de EM y menores brotes de la enfermedad. En cuanto a las infecciones crónicas se ha visto que están relacionadas con el desarrollo de enfermedades autoinmunes, en concreto el virus del Epstein Barr se relaciona con un aumento del riesgo de desarrollar EM. A lo largo de los años los tratamientos para la EM han ido evolucionando y a día de hoy con el tratamiento correcto un tercio de los casos tienen una evolución benigna, otro tercio desarrollará alguna discapacidad pero que no comprometerá la calidad de vida ni autonomía de la persona. El objetivo del tratamiento será detener el progreso, controlar los síntomas y ayudar a la persona a mantener su calidad de vida. El tratamiento farmacológico debe de ir acompañado de intervenciones en estilo de vida y nutrición personalizada según el caso de cada persona. En el caso de la EM el entrenamiento de fuerza debe ser primordial. También será importante cuidar la alimentación para evitar antígenos de la dieta con efecto negativo en la EM y hacer un adecuado aporte de vitamina D, omega3 y micronutrientes esenciales para el sistema nervioso. El estrés psicológico también influye negativamente en el desarrollo y avance de la EM, el estrés crónico produce una inflamación en el SNC que aumenta la activación de mastocitos y microglía que a su vez producen moléculas inflamatorias y aumenta la permeabilidad de la barrera hematoencefálica. Esta hiperpermeabilidad junto a mediadores inflamatorios puede llevar a la desmielinización. Que más veo en mi consulta ESCLEROSIS MÚLTIPLE
¿Qué es la Esclerosis Múltiple?
ESCLEROSIS MÚLTIPLE
Tipos de Esclerosis Múltiple
¿Cuáles son los síntomas?
¿Cuáles son las causas?
¿Qué opciones de tratamiento existen?
¿Por qué el estilo de vida y nutrición son tan importantes?
Algunas de las enfermedades Autoinmunes